Esto es a lo
que ha dedicado Ekman gran parte de su trayectoria profesional,
lástima que no hubiese conocido a cierta gente que conoce el lenguaje de los
gestos con una innata naturaleza y que le habría evitado tantas y tantas horas
de estudio y os paso a resumir lo que le llevó a
este científico tanto tiempo y a según que personas es como contar
con los dedos, es decir facilísimo.
Cuando se habla de expresiones faciales, a veces preocupa un poco
cómo vamos a lograr identificar las 10.000 expresiones distintas que el
científico Paul Ekman clasificó en su Sistema de Codificación Facial (FACS)
hace algunos años. Inclusive si somos capaces de determinar las
siete emociones básicas (Alegría, rabia, tristeza, miedo, sorpresa, asco y
desprecio), la cosa se vuelve cuesta arriba cuando las microexpresiones son tan
pequeñas que involucran áreas muy pequeñas del rostro, por fracciones de segundo
que son increíblemente reducidas.
¿Cómo hacen algunas personas para
detectar esos movimientos tan pequeños, en una conversación cara a cara y sin
perder el hilo el componente verbal?
En realidad hay un truco, que me
permito explicar con una analogía: Cuando estamos aprendiendo a usar un teléfono
móvil cuya configuración es nueva para nosotros, quizá al principio nos
sintamos un poco “perdidos”. Mientras aprendemos dónde está la tecla
menú, el volumen, cómo silenciarlo completamente y cómo responder mensajes
rápidamente, nuestro cerebro está buscando un patrón de uso consciente.
Igual sucede con esas expresiones
faciales, pero hay una pequeña diferencia: nosotros nacemos con la habilidad
subconsciente de detectarlas (cosa que no ocurre con el uso de los teléfonos
inteligentes, por desgracia para el hombre moderno). De la misma forma
como aprendemos a hacer consciente el uso de un aparato electrónico al punto de
volverse totalmente natural, es posible “configurar” el cerebro para leer el
rostro de los demás.
Por costumbre, cuando hablamos con una
persona, nuestra mirada se dirige de manera automática sobre un triángulo
formado por los ojos y la boca, quienes nos suministran toda la información que
creemos que necesitamos. Pero para obtener información de los músculos
circundantes, es obligatorio acostumbrarnos a ver en forma de “X”.
Imaginen, sobre el rostro de su interlocutor, una gran X romana tatuada
directamente en la piel. ¡Éste es el recorrido que tienen que hacer sobre
su rostro en todo momento…! La razón es muy sencilla: de esa manera
estaremos conscientes del movimiento de los músculos que rodean ojos y
boca, y podremos detectar más fácilmente esos pequeñísimos movimientos, así
sean unilaterales.
En los siete próximos capítulos iré paso a paso explicando ¿Cuáles son los gestos y actitudes que caracterizan a las verdaderas
personas de poder?.